“Alejar los hombros de las orejas”: un gesto simple para liberar tensión
En la vida cotidiana, los hombros suelen ser un termómetro silencioso de nuestro nivel de tensión. Sin darnos cuenta, muchas veces se elevan hacia las orejas como respuesta al estrés, a la concentración excesiva o a posturas mantenidas por mucho tiempo. Ese gesto, repetido día tras día, puede generar molestias en el cuello, rigidez en la parte alta de la espalda y sensación de carga constante.
Por eso, una de las indicaciones más simples —y a la vez más transformadoras— en el trabajo corporal es “llevar los hombros lejos de las orejas”. No se trata de forzar, ni de empujar con fuerza hacia abajo, sino de permitir que caigan de manera suave y natural, como si soltáramos un peso que veníamos cargando sin darnos cuenta.
💭Qué significa realmente “llevar los hombros hacia abajo”
No es solo bajar los hombros a voluntad, sino crear espacio:
Relajar la musculatura del trapecio superior, que tiende a estar sobreactivada.
Suavizar la base del cuello, permitiendo que se estire y respire.
Invitar a las escápulas a deslizarse en dirección hacia abajo y hacia adentro, sin rigidez.
Dejar que la respiración fluya más amplia, especialmente hacia la parte posterior de las costillas.
Es un gesto que acompaña al movimiento consciente, donde el cuerpo encuentra una alineación más natural y eficiente.
📌Cómo chequear tus hombros durante el día
No necesitamos una sesión formal de ejercicio para volver a conectar con esta zona. Basta con pequeñas pausas:
1. Pausa de observación
Preguntate: ¿Dónde están mis hombros ahora?
Sin juzgar, solo notá si están altos, tensos o ligeramente hacia adelante.
2. La prueba rápida: subir para poder soltar
Muchas veces el cuerpo se acostumbra tanto a tener los hombros elevados que ya no registramos esa tensión.
Probá esto:
Subí los hombros hacia las orejas con intención.
Mantenelos un segundo.
Y luego soltá suavemente, dejando que caigan naturalmente.
Esa diferencia ayuda a reconocer el punto real de descanso y a sentir cuánto estaban sosteniéndose sin que lo notaras.
3. Exhalar para soltar
Con una exhalación suave, permití que los hombros bajen un poco.
La exhalación ayuda al sistema nervioso a liberar tensión y favorece el descenso natural de los hombros.
4. Crear espacio desde el esternón
Sin arquear la espalda, dejá que el esternón se eleve apenas, como un gesto de apertura. Muchas veces los hombros bajan solos cuando recuperamos ese eje.
5. Revisá tu entorno
El celular, la compu, el volante… todo influye. Ajustá la altura de los brazos o la distancia a la pantalla para no “subir” los hombros de manera involuntaria.
🌀Un gesto pequeño que transforma la postura
Hacer este chequeo varias veces al día puede:
✨Disminuir dolores cervicales y de trapecio.
✨Mejorar la respiración.
✨Reducir la fatiga muscular.
✨Traer más sensación de calma y presencia corporal.
No se trata de “corregir” el cuerpo, sino de acompañarlo, de escuchar ese pequeño mensaje que aparece cuando los hombros se acercan a las orejas y responden al estrés o la postura sostenida.
Volver a bajarlos —suavemente, con amabilidad— es una forma de volver a vos, a tu eje, a un gesto simple de cuidado cotidiano.
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Nos leemos en la próxima pausa
Con cariño
Lu