Movernos distinto cuando el cuerpo habla
A veces el cuerpo nos sorprende: una contractura, un cansancio inesperado, una tensión que aparece sin aviso. Nos detenemos un instante y nos damos cuenta de que algo cambió. Y entonces surge la pregunta: ¿Cómo me muevo ahora?
En muchos momentos solemos insistir en hacer lo mismo de siempre: entrenar con la misma intensidad, seguir con el ritmo cotidiano, exigirnos aún cuando el cuerpo pide otra cosa. Como si la única forma de movernos fuera siempre la de la exigencia y la repetición.
Pero también existe otra posibilidad: la de escuchar. La de abrirnos a hacer diferente. Puede ser descansar, puede ser hacer menos, puede ser moverse de otra manera. Puede ser registrar que, aun con una molestia o con fatiga, hay formas de habitar el cuerpo que no implican pelear contra él, sino acompañarlo.
El cuerpo cambia, y nosotros también. En lugar de forzar, podemos probar otra calidad de movimiento, otro ritmo, otro gesto. Esa apertura nos recuerda que el movimiento no es solo repetir formas, sino encontrar la manera que hoy es posible y amable.
¿Qué pasaría si, la próxima vez que algo duele o cansa, en lugar de exigir lo mismo te permitieras hacerlo distinto?
¿Y si esa diferencia, en vez de ser un límite, fuera una puerta a descubrir nuevas formas de habitarte?
🌸Nos leemos en la próxima pausa,
Con cariño,
Lu 🌿