Movernos Distinto (parte II): crónica de una semana de escucha y ajustes
Hace un tiempo compartí una reflexión sobre la importancia de movernos distinto cuando el cuerpo habla. Hoy quiero traer algo más concreto: una semana real en mis clases de Pilates, donde esa idea se volvió práctica cotidiana.
Porque si bien lo escribí y lo vengo trabajando, no siempre fue así en mi vida. Antes, si no me sentía del todo bien, tomaba un analgésico y seguía. El cuerpo hablaba, pero yo aun no lo podía escuchar..
Hoy intento hacer algo diferente. No siempre me sale , pero la intención está: pausar, sentir y actuar en consecuencia.
Mi cuerpo también habló
Ese lunes amanecí resfriada. Sin fiebre, pero con poca energía.
Evalué: ¿estoy para trabajar? ¿Puedo sostener mis clases y cuidar a mis alumnas sin forzarme?
La respuesta fue sí, con una condición: adaptar.
Entonces elegí adaptar mi trabajo a cómo me sentía. Les conté a mis alumnos y alumnas cómo estaba, y que esos días íbamos a hacer ejercicios conocidos, básicos, que no requirieran una guía tan meticulosa. Reorganicé las clases para poder acompañar sin sobrecargarme, pero asegurando que todos siguieran en movimiento. Mi adaptación consistió en mantener la práctica, pero con menos exigencia y más escucha.
Yo adapté mi manera de estar. Y el movimiento siguió, suave y consciente.
En casa, la misma premisa:
lo indispensable, descanso, recuperación.
Nada de sobrecargarme. Elegí sostener lo esencial y soltar lo demás.
Día 1: escuchar el cuerpo y cuidar el ciático
Ese lunes una alumna llegó con una molestia en la zona del ciático, algo recurrente para ella.
Un mal movimiento en su casa y esa zona se encendió.
Decidimos trabajar igual, pero con premisas claras:
bajar resistencia
menos repeticiones
sacar ejercicios que exigen la zona lumbar y/o abdominal
reducir el rango de movimiento, cuidar la zona baja de la espalda
preguntar y escuchar: “¿Cómo te sentís? ¿Hay dolor?”
El objetivo era mover sin dolor y sin irritar la zona.
Funcionó perfecto. Se movió, se cuidó, y pudo realizar toda la clase sin agravarse.
Día 2: cuello sensible y movilidad consciente
El martes otra alumna llegó con una contractura en el cuello del tipo tortícolis.
Entonces la adaptación fue distinta:
reducir o eliminar peso en brazos
trabajar movilidad suave y dentro de rango sin dolor
probar opciones con resistencia mínima y piernas apoyadas
ajustar según su sensación en cada ejercicio
Nos comunicamos todo el tiempo: yo propongo, ella siente, ajustamos.
Cada cuerpo marca su camino, y mi rol no es imponer, sino acompañar.
Terminó su práctica mejor, y regresó a su segunda clase de la semana recuperándose progresivamente.
Una semana donde todas nos escuchamos
Fue una semana donde tres cuerpos —el mío y los de mis alumnas— necesitaron otra forma de estar y moverse.
Esta vez, no hizo falta parar
Pero no forzamos.
Adaptamos, sentimos, ajustamos.
Y avanzamos igual, quizá más profundo que en una semana “perfecta”.
Hay semanas en las que el cuerpo nos invita, casi nos exige, a bajar un cambio. A veces no es una gran dolencia ni una señal alarmante, sino algo más sutil: una sensación de cansancio, un malestar, una pequeña molestia que nos recuerda que no somos inagotables. Escuchar el cuerpo no siempre significa detenernos por completo, sino encontrar otra forma de movernos, más amable, más presente, más en sintonía con lo que somos capaces de sostener en ese momento.
Porque movernos distinto no es dejar de hacerlo, es elegir hacerlo desde el cuerpo que tenemos hoy.
Y eso es práctica consciente, real y humana.
Nos leemos en la próxima pausa…
Con cariño
Lu